La resistencia a la corrosión es la ventaja principal del PPGI, lograda mediante el efecto sinérgico de la capa de zinc galvanizado y el recubrimiento de pintura orgánica. El proceso de galvanización deposita una capa de zinc sobre el sustrato de acero, que protege al acero mediante dos mecanismos: protección por barrera, donde el zinc separa físicamente el acero del medio ambiente, y protección sacrificada, donde el zinc se oxida preferentemente al acero, incluso cuando el recubrimiento está rayado o dañado. Esto hace que el PPGI sea altamente resistente a la corrosión atmosférica, especialmente en entornos con humedad, sales o contaminantes. La elección del tipo de recubrimiento de zinc puede mejorar aún más la resistencia a la corrosión. Por ejemplo, aleaciones de zinc-aluminio (Zn Al) como Galvalume® ofrecen una mayor resistencia a la corrosión en áreas costeras o industriales debido a la capacidad del aluminio de formar una capa densa de óxido que inhibe la corrosión adicional. El sistema de pintura añade una barrera adicional, resistiendo ataques químicos y la degradación por UV que podrían comprometer la eficacia de la capa de zinc. Los recubrimientos modernos incluyen imprimaciones inhibidoras de corrosión que mejoran el enlace entre el zinc y el acabado superior mientras proporcionan protección adicional contra la corrosión intersticial en bordes cortados o sitios de fijación. La resistencia a la corrosión se prueba utilizando métodos estandarizados como la prueba de niebla salina (ASTM B117), donde las muestras se exponen a una niebla salina para simular condiciones costeras o invernales de carreteras, y la prueba cíclica de corrosión, que alterna entre fases húmedas y secas para mimetizar fluctuaciones ambientales del mundo real. Estas pruebas ayudan a clasificar el PPGI en categorías de resistencia a la corrosión, permitiendo a los usuarios seleccionar el grado adecuado para su aplicación. Desde edificios agrícolas expuestos a sales de fertilizantes hasta estructuras marítimas en ambientes de agua salada, la resistencia a la corrosión del PPGI asegura fiabilidad a largo plazo y reduce los costos de mantenimiento, lo que lo convierte en un material preferido en cualquier entorno donde la degradación del metal sea una preocupación.