Las bobinas de acero al carbono para puentes están diseñadas para cumplir con las exigentes demandas de la construcción de puentes, requiriendo alta resistencia, resistencia a la fatiga y durabilidad para soportar cargas dinámicas y exposición ambiental. Estas bobinas suelen consistir en acero de alta resistencia y baja aleación (HSLA) o acero al carbono medio, con elementos de aleación como manganeso, cromo o níquel para mejorar las propiedades mecánicas. Los grados comunes incluyen ASTM A572 Grado 50 (resistencia a la tracción ≥345 MPa) y EN S355 (resistencia a la tracción ≥355 MPa), seleccionados por su alta resistencia a la tracción y excelente dureza. Las bobinas laminadas en frío o en caliente pasan por un procesamiento preciso para asegurar un espesor uniforme (6mm a 50mm) y planitud, críticos para formar componentes de puente como vigas, cubiertas y soportes. Se prioriza la resistencia a la fatiga, optimizando la microestructura del acero mediante tratamiento térmico para soportar cargas repetidas del tráfico y vibraciones ambientales. La protección contra la corrosión es esencial para los componentes de los puentes, generalmente lograda mediante galvanizado, recubrimiento epoxídico o imprimaciones ricas en zinc. Las bobinas se suministran en anchos grandes (hasta 2,500mm) para minimizar las juntas de soldadura y mejorar la integridad estructural. Los ingenieros de puentes seleccionan las bobinas de acero al carbono según las cargas de diseño, requisitos de luz y condiciones ambientales (por ejemplo, exposición a la sal costera o ciclos de congelación y descongelación). La confiabilidad de estas bobinas es vital para garantizar la seguridad y longevidad del puente, con los fabricantes adheriéndose a estrictos estándares de control de calidad y proporcionando documentación de prueba extensa para la trazabilidad del material.